Rehidratación y salud

Somos aproximadamente 8.000 millones de persona en el planeta y cada uno de nosotros está lleno de pequeñas grandes diferencias genéticas. Por este motivo, no existe un acuerdo sobre cuanta cantidad de agua debemos beber cada día (Ritz y Berrut, 2005).

Algunos expertos han estimado que el rango estaría entre 1,2 y 3,0 litros en hombres y entre 1,2 y 2,2 litros para mujeres (Food Standars Agency, 2006). Esas cantidades representan cerca del 81% de nuestro requerimiento diario de agua ya que, de media, alrededor del 19% del agua que necesitamos proviene de nuestra comida (Institute of Medicine U.S. Panel on Dietary References Intakes for Electrolytes and Water, 2004).

Los efectos que tiene la rehidratación a largo plazo para la salud son:

• La prevención/desaparición del dolor de cabeza (Kleiner, 1999; Blau et al., 2004; Spigt et al., 2005).
• Incremento de la función cerebral como memoria, atención, concentración, tiempo de reacción (Ritz y Berrut, 2005; Sharma et al., 1986; Gopinathan et al., 1998; Rogers et al., 2001; Szinnai et al., 2005).
• Prevención del cáncer de mama (Stookey et al., 1997), de colón (Shannon et al., 1996) y de tracto urinario Bitterman et al., 1991; Wilkens et al., 1996).
• Reducción del riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como patologías cardíacas (Chan et al., 2002; Manz et al., 2005), piedras en vesícula biliar (Math et al., 1986), cálculos vejiga urinaria y renales (Curhan et al., 1993; Siener et al., 2003).

Rehidratación y productividad laboral

A pesar de que la Organización Internacional del Trabajo habla sobre la importancia de la alimentación en la productividad, no hace referencia a la deshidratación a pesar de las numerosas evidencias científicas.

Una buena hidratación contribuye a la salud y seguridad de los trabajadores. Incluso niveles intermedios de deshidratación tienen efectos adversos tanto en el plano físico como mental. Esta situación se puede agravar en ciertos trabajos en los que se demande fuerza física, en ambientes de trabajo con calor, con la toma de bebidas con cafeína o la necesidad de llevar prendas protectoras (Burke, 2000; Clap et al., 2002; Kenefick y Sawka, 2007; Miller y Bates, 2010).

A la vista de los efectos descritos en el párrafo anterior, una buena hidratación produce grandes beneficios en la salud a largo plazo, de gran potencial respecto al absentismo y preabsentismo a lo largo de una vida laboral.