Candidiasis es un término amplio que se refiere a infecciones producidas por los hongos del género Candida (Candida spp.). Cuando la infección por Candida spp. se produce en la sangre se define como candidiasis invasiva o candidemia y puede generar infección por parte de estos hongos en diferentes órganos (revisado en Pappas et al., 2018).
La candidiasis invasiva es una infección que es ampliamente reconocida como una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el entorno sanitario (Pappas et al., 2003; Wisplinghoff et al., 2004; Magill et al., 2014; Cleveland et al., 2015; revisado en Kullberg y Arendrup, 2015; revisado en McCarty y Pappas, 2016).
Al menos 15 especies de Candida pueden causar enfermedades humanas, aunque la mayoría de las infecciones invasivas son causadas por cinco especies: Candida albicans, Candida glabrata, Candida tropicalis, Candida parapsilosis y Candida krusei (Pappas et al., 2003; Wisplinghoff et al., 2004; revisado en Kullberg y Arendrup, 2015; revisado en McCarty y Pappas, 2016). En ciertos países, entre los que se incluye España, Candida auris, ha surgido como un patógeno importante (revisado en Chowdhary et al., 2017; Clancy y Nguyen, 2017; Lockhart et al., 2018).
Las diferentes especies de Candida son hongos comensales que forman parte de la piel humana y la microbiota intestinal, siendo detectados en hasta el 60% de individuos sanos (revisado en Kullberg y Arendrup, 2015; revisado en McCarty y Pappas, 2016). Por lo tanto, la candidiasis invasiva suele ser consecuencia del aumento o la colonización anormal (alteraciones en las barreas cutánea y/o gastrointestinal) junto con un defecto local o general en las defensas del huésped (revisado en Pappas et al., 2018).
La candidiasis invasiva no es una sola entidad clínica, sino que es un trastorno con innumerables manifestaciones clínicas que potencialmente afectan a cualquier órgano, ya que cada especie de Candida posee sus propias características únicas en relación con el potencial invasivo, la virulencia y la susceptibilidad antifúngica (revisado en Pappas et al., 2018). En general, Candida albicans es el patógeno más común en la mayoría de los entornos clínicos, pero las otras especies de Candida colectivamente podrían representar más del 50% de los aislados del torrente sanguíneo en ciertos países (Pappas et al., 2003; Wisplinghoff et al., 2004; revisado en Kullberg y Arendrup, 2015; revisado en McCarty y Pappas, 2016).
La resistencia a los antifúngicos es un problema emergente en todo el mundo, y esto complica aún más la selección de la terapia antifúngica adecuada (revisado en Pappas et al., 2018). Las cepas de Candida spp. que son resistentes al uso de antifúngicos de primera línea (como equinocandinas y fluconazol) se identifican cada vez más, y su presencia generalmente se correlaciona con el gran uso de azol y/o equinocandina en hospitales o unidades hospitalarias específicas (Pfaller et al., 2011; Alexander et al., 2013; revisado en Arendrup y Perlin, 2014; Vallabhaneni et al., 2015; Castanheira et al., 2016).
Ya hemos visto que la candidiasis invasiva es un trastorno con innumerables manifestaciones clínicas (revisado en Pappas et al., 2018).
En 2019, en un estudio en EE.UU. se estimaron los costes sanitarios provocados por enfermedades fúngicas (Benedict et al., 2019). Se estimo que las enfermedades fúngicas costaron más de 7.200 millones de dólares en 2017, incluyendo 4.500 millones de dólares de 75.055 hospitalizaciones y 2.600 millones de dólares de 8.993.230 visitas ambulatorias (Benedict et al., 2019).
Las infecciones por Candida spp. (26.735 hospitalizaciones, un costo total de 1.400 millones de dólares) y las infecciones por Aspergillus spp. (14.820 hospitalizaciones, un coste total de 1.200 millones de dólares) representaron la mayor cantidad de hospitalizaciones y los mayores costos totales. En concreto, el 84% de los costes totales y el 48% de las hospitalizaciones por infecciones de Candida spp. se debieron a candidiasis invasiva (Benedict et al., 2019).
No existen publicaciones científicas que analicen específicamente los efectos de Candida spp. en productividad laboral. Sin embargo en el apartado anterior hemos visto que en 2017 en EE.UU. hubo 26,735 hospitalizaciones por Candida spp. (Benedict et al., 2019), y eso tuvo su efecto en productividad laboral ya que estás personas mientras estuvieron hospitalizadas no fueron a su lugar de trabajo.
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