Los parásitos afectan a la salud de millones de personas cada año pudiendo estar presentes en el medio ambiente y/o en los alimentos.

La ruta de transmisión medioambiental es muy importante para muchos parásitos protozoarios y helmínticos, destacando particularmente el agua, el suelo y los alimentos, y constituye una amenaza persistente para la salud pública y veterinaria (revisado en Smith, 1998).

Las infecciones intestinales por parásitos helmintos y protozoarios, se encuentran entre las infecciones más prevalentes en los seres humanos en los países en desarrollo (Haque, 2007). En los países desarrollados, los parásitos protozoarios causan más comúnmente infecciones gastrointestinales en comparación con los helmintos (Haque, 2007; revisado en Fletcher et al., 2012).

En países desarrollados, sin embargo, las infecciones por protozoos a menudo se ignoran como una causa de diarrea debido a las mejores condiciones de higiene (revisado en Fletcher et al., 2012). En muchos casos, la persona enferma puede no buscar atención médica, e incluso si lo hace, no se solicita de forma rutinaria una muestra de heces a personas con enfermedades diarreicas (van den Brandhof et al., 2006; Hajdu et al., 2008; revisado en Fletcher et al., 2012).

A pesar de esta situación existe numerosa bibliografía científica que informa sobre este tipo de infecciones en personas de países desarrollados como Australia, Austria, Belgica, Canada, Dinamarca, EE.UU., España, Finlandia, Holanda , Inglaterra, Italia, Korea, Slovenia, Suecia y Turquía (Jokipii et al., 1983; Velasco et al., 1984; Magliani et al., 1985; Sawangjaroen et al., 1993; Logar et al., 1994; Mead et al., 1999; Svenungsson et al., 2000; de Wit et al., 2001; McIver et al., 2001; Lores et al., 2002; Abreu-Acosta et al., 2005; Olesen et al., 2005; Sinclair et al., 2005; Klein et al., 2006; Vandenberg et al., 2006; Amar et al., 2007; Fleury et al., 2008; Dogruman-Al et al., 2009; Huh et al., 2009; Huhulescu et al., 2009; Swaminathan et al., 2009; Cheun et al., 2010).

Por lo que respecta a los parásitos presentes en los alimentos, éstos pueden transmitirse por ingesta de productos frescos o comidas procesadas que hayan sido contaminadas a través del medio ambiente con alguno de los estadios de transmisión (FAO, 2014). Pero estos parásitos también pueden ser trasmitidos a través del consumo de carne cruda, poco cocinada o mal procesada, caza o pescado, así como de vegetales y frutas (Slifko et al., 2000; revisado en Dorny et al., 2009; Dixon et al., 2013; Caradonna et al., 2017; revisado en Li et al., 2020).

A pesar del hecho de que los parásitos no se replican fuera del huésped, las técnicas de procesamiento de alimentos pueden amplificar su cantidad hasta el momento de ser consumidos (FAO, 2014).

Aunque el impacto global de las enfermedades producidas por parásitos vía alimentación en salud publica es desconocido debido a la limitación de datos, el coste económico causado por algunos parásitos ha sido estimado por el WHO Foodborne Disease Epidemiology Reference Group (FERG) (Fürstet al., 2012).

Los científicos pertenecientes a este grupo de la Organización Mundial de la Salud (OMS; WHO: World Health Organization) estiman que el impacto global de trematodiasis con datos de 2005 es que de los 56,2 millones de personas que fueron infectadas por trematodos asociados a comida, 7,8 millones sufrieron secuelas severas y 7.158 murieron en todo el mundo (Fürst et al., 2012).

Los estudios epidemiológicos son complejos debido a que el ciclo vital de cada parásito juega un papel clave en la identificación, prevención y control de los riesgos asociados a enfermedades ligadas a parásitos en alimentos (FAO, 2014). Sin embargo, está claro que el incremento de estas enfermedades se ha potenciado por cambios en los comportamientos humanos, migraciones, medio ambiente, usos de agricultura y comercio, entre otros factores (Orlandi et al., 2002; Macpherson, 2005; Broglia y Kapel, 2011).

En 2014 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la OMS, organizaron conjuntamente un llamamiento a expertos mundiales para obtener más información sobre el efecto de los parásitos en salud humana. Veintidós países y una organización regional respondieron a la llamada, seguidos de una evaluación y análisis de 21 expertos sobre el impacto de los parásitos alimentarios (FAO, 2014). De las 93 especies de parásitos asociados a alimentos reconocidas internacionalmente (FAO, 2014), los autores destacan 10 especies que los autores de la publicación denominan como el top ten:

Orden	Parásito
1	Taenia solium (tenia del cerdo o tenia armada): En la carne de cerdo.
2	Echinococcus granulosus (gusano hidatídico o tenia equinococo): En los productos frescos.
3	Echinococcus multilocularis (otro tipo de tenia): En los productos frescos.
4	Toxoplasma gondii (protozoos): En la carne de pequeños rumiantes, cerdo, carne de vacuno, carne de caza (carne roja y órganos). Mención especial para este parásito ya que se estima que está presente en un tercio de la población mundial (Innes, 2010; Sullivan y Jeffers, 2012) aproximadamente y que se sabe que puede inducir afecciones severas agudas en individuos con sistemas inmunitarios comprometidos (revisado por Hurley y Taber, 2012). La infección crónica latente asintomática en personas sanas, no inmunocomprometidas, se pensaba que no tenía efectos en la salud. Sin embargo recientes evidencias muestran la asociación entre dar positivo en Toxoplasmosis gondii y suicidio, esquizofreina, hospitalizaciones psiquiátricas, depresión, cambios personalidad, e incluso, en investigaciones mucho más preliminares, en Alzheimer (revisado por Hurley y Taber, 2012).
5	Cryptosporidium spp. (protozoos): En productos frescos, zumo de fruta, leche.
6	Entamoeba histolytica (protozoos): En los productos frescos.
7	Trichinella spiralis (gusano del cerdo): En la carne de cerdo (provoca la triquinosis, ndr).
8	Opisthorchiidae (familia de gusanos planos o platelmintos): En los peces de agua dulce.
9	Ascaris spp. (pequeñas lombrices intestinales): En los productos frescos.
10	Trypanosoma cruzi (protozoos): En los zumos de fruta.

A pesar de que no está incluido entre los top ten, las infecciones por miembros de Anisakis spp. están incrementando su prevalencia en todo el mundo (revisado en Aibinu et al., 2019; revisado en Rahmati et al., 2020; Roca-Geronès et al., 2020). El estado larvario L3 de Anisakis spp., que es el infeccioso para humanos, se pueden encontrar en algunas especies de pescado y cefalópodos, especialmente si se consumen poco hechos o crudos (revisado en Aibinu et al., 2019; revisado en Rahmati et al., 2020).

Desparasitación y salud

Numerosas publicaciones científicas han demostrado que algunas especies de parásitos producen alteraciones de la salud mental que van desde cambios de comportamiento hasta patologías como depresión o esquizofrenia (revisado en Jasti et al., 2007; revisado en Kaushik et al., 2012; revisado Hsu et al., 2014; revisado en Bolton y Robertson, 2016; revisado en Elsheikha et al., 2016; Flegr y Horáček, 2020; Ramírez-Carrillo et al., 2020).

Desparasitación y productividad laboral

Hay muy pocas publicaciones científicas que aborden específicamente los efectos de los parásitos sobre la productividad laboral.

Las infecciones por parásitos intestinales se han asociado a deficiencia de hierro que conduce a anemia (revisado en Crompton y Whitehead, 1993; revisado en Guyatt, 2000; Arroyo et al., 2015) y por tanto a una menor actividad física y productividad laboral (revisado en Crompton y Whitehead, 1993; revisado en Guyatt, 2000). Los efectos dependen de muchos factores como intensidad de la infección, niveles de hierro, calidad y cantidad de hierro en la dieta, absorción intestinal así como presencia de otras enfermedades previas (revisado en Crompton y Whitehead, 1993; revisado en Guyatt, 2000).

Los efectos de los parásitos sobre el hierro junto con los efectos a nivel de salud mental que hemos descrito en la sección anterior hacen que los parásitos tengan efectos en la productividad laboral por absentismo y preabsentismo laboral.

A pesar de que no hay datos sobre los costes reales de los parásitos sobre la productividad laboral sí que hay un artículo que analiza en Italia los costes sanitarios de la leishmaniasis en humanos entre 1999 y 2003 (Mannocci et al., 2007). Los costes sanitarios (incluidos los días de hospitalización) fueron (Mannocci et al., 2007):

• 1,561,218.46 euros en 1999.
• 1,637,256.44 euros en 2000.
• 1,459,892.92 euros en 2001.
• 1,468,983.58 euros en 2002.
• 1,370,227.80 euros en 2003.

Desparasitación y rendimiento académico

Por lo que respecta a los efectos de los parásitos sobre el rendimiento académico los artículos científicos que se han publicado llegan a conclusiones opuestas. Así, mientras hay estudios que demuestran un efecto claro entre infección de parásitos y peor rendimiento académico (Nokes et al., 1992a,b; revisado en Bethony et al., 2006), otros o no encuentran dicha relación o ésta es pequeña (Simeon et al., 1995; Gardner et al., 1996).